"Voy a dibujar mi cuerpo, la cabeza es lo primero, un bracito a cada lado y en las manos cinco dedos, de a poquito voy bajando, a las piernas ya llegué, voy a hacer dos zapatillas porque adentro están los pies. Y ahora que me acuerdo, algo falta en la cabeza, dos ojitos y una boca, la nariz y dos orejas. ¡Mirén qué bien!, que dibujé, de la cabeza hasta los pies."
Un día de fiesta, de diversión, de disfrute, de compartir con amigos, familiares y educadoras... un día de conocer, observar, sentir, emocionar, experimentar, manipular... CON TODO NUESTRO CUERPO Y POR TODOS LOS POROS DE NUESTRA PIEL.
En el taller con familias del día anterior a la fiesta, desalojamos la mitad de cada una de las aulas de la Casa de Niños de juguetes y mobiliario para pasar a forrar, paredes y suelo, con diferentes texturas: telas, plástico de burbujas, cartón, sábanas, papel de pintor, papel contínuo... y un sinfín de materiales que aportaron todas las familias.
Al día siguiente, según los niños iban entrando cada uno en su aula, se les iba desnudando (quedaban con el dodotis, calzoncillo o braguita) y comenzaban a experimentar las sensaciones producidas por las diferentes texturas. Una vez todos preparados y dadas las normas oportunas, se pasó a introducir diferentes masas, con otras nuevas sensaciones: frío/calor, suave/rugoso, líquido/sólido; con las que plasmar utilizando todo su cuerpo: mermelada, harina, remolacha, chocolate, café, azúcar, yogurt, maicena... CREANDO, produciendo pinturas diversas, colores y mezclas que hicieron disfrutan a niños y adultos.
Y como una imagen (en este caso varias) vale más que mil palabras, allá va su producción:
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