Lo que ocurre en el aula durante estos momentos de taller es algo increíble e indescriptible, la emoción embarga el lugar y el momento para que todos los que estamos inmersos en la actividad nos impliquemos desde los sentimientos, el afecto y el amor hacia cada uno de los niños.
El ambiente cambia por completo: la relajación, la respiración pausada y acompasada, una musculatura en reposo, unos niños tranquilos, tapados con sus mantitas y en espera a recibir su masaje o saboreando el tacto de piel con piel cuando se recibe, etc. se convierten en las características esenciales que hacen que este momento sea especial para los niños pues adquieren vivencias como huellas impresas en su propia piel.
Un momento especial también para los adultos que les acompañamos y participamos de este momento siendo capaces de recibir a la vez esas vivencias transmitidas por los niños con su mirada, su reposo, su permiso para ser tocado y su gratitud al relajarse.
En esta ocasión, GRACIAS A CADA UNO DE LOS NIÑOS DE "EL CASCARÓN" porque no sabríamos definir quién en esta ocación recibe más, si ellos, o nosotras por ver sus caritas de placer, entrega y sinceridad.
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